
Foto: Catalina Romero
Jane Austen escribió sus novelas dos siglos atrás. En otro continente y en un contexto social que no tiene nada que ver con lo que conocemos. Así y todo, si sus fans nos juntamos no hay obelisco que aguante.
No es necesario conocer con exactitud la época, ni saber sobre historia del arte. Porque aunque leamos todos el mismo libro, las imágenes mentales que producimos son únicas. Nos apropiamos de ese universo y tenemos la libertad (¡y el derecho!) de hacer con él lo que queramos.
Entonces Jane puede entrar a nuestras casas a través de una música de piano, de flores (en tierra o en jarrones), inspirándonos en granjas con chanchos o en mansiones de jardines espectaculares. Con velas prendidas de noche, con un picnic permanente, usando bastidores de bordado y ubicando un sector de lectura cerca de una ventana, aunque ésta dé a un aire y luz con hollín.
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