«Tavarataivas» (Mis cosas), un documental finlandés, da vuelta la relación que construimos con nuestras cosas para sumar otras perspectivas. Vale la pena prestarle atención.

Después de darse cuenta de haber comprado compulsivamente para llenar el vacío que dejó su novia al dejarlo, Petri se propone hacer un experimento: sacar todo (ropa, heladera, muebles, escoba, todo) y vivir así durante un año, para evaluar qué es lo que realmente necesita. Tiene la posibilidad de recuperar una cosa por día y (obviamente) no puede comprar nada.

A partir de ahí, caen las fichas:

La miseria es la madre de la imaginación (decía mi abuela Nelly)
Un saco es abrigo, toalla y manta. Hasta descubre orgulloso que si mete las piernas dentro de las mangas funciona prácticamente como una bolsa de dormir.

Damos por sentado lo que de verdad nos hace felices
La alegría con la que se acuesta “por primera vez” en el colchón, o cuando se viste casi por completo, es emocionante ♥

Sí a que las cosas duren
Contacta cada dos por tres a un amigo arreglatutti, o sino aprende cómo hacerlo él.

Toda esa carga es inventada
Muchos días no sabe qué traerse de vuelta del contenedor. O no tiene deseos de hacerlo.
Es simpático ver que, cuando organiza las cajas para sacarlas de su casa, deja a mano la película Los sospechosos de siempre para recuperarla pronto. Y al finalizar el experimento ni siquiera rescató el televisor.

Uno no es sus cosas
Reconoce haberse regodeado en su tesoros cada vez que invitaba a una chica su casa. Después, lo vemos enamorar a una sin tener nada más que él mismo para presentar.

Hacia el final y ya lejos del extremismo, concluye que necesita unas cien cosas para vivir, y otras cien que le aporten cierta alegría y comodidad. “Poseer es una responsabilidad y las cosas son una carga. Soy yo quién decide la clase de carga que quiero llevar.”

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El trailer: