Machi vive en un monoambiente dividido. Tomó decisiones acertadas y logró que la convivencia entre la cocina y el living sea tan perfecta que no podemos imaginarlos separados. ¿Quién se anima a desear cinco sillones para un lugar naturalmente destinado a ser comedor?
Colgó pinturas de familiares, cambió muebles de color, armó un tender con fotos y, mirando detenidamente una bandeja, se dio cuenta de que podía ser la tapa que le faltaba al pie de la máquina de coser.
También es un poco fanática de las compras por internet, y se manda a traer cosas, aunque tarden mucho tiempo en llegar. ¡Gran manejo de la ansiedad!
Fotos: María Tórtora