De la película The Royal Tenenbaums.
La mansión victoriana y ecléctica de los Tenenbaum fue el hogar de Etheline y sus tres hijos, donde cada uno decoró su habitación –un pequeño mundo– según sus caprichos y pasatiempos del momento.
Años después, la familia se reúne en la misma casa, que sigue intacta. Los ambientes de colores estridentes, colmados con portarretratos, cuadros y elementos decorativos inesperados, que alguna vez fueron tan excéntricos como sus habitantes, hoy son una fuente inagotable de inspiración. En este caso, las partes son más que el todo.
Codiciamos: el empapelado con cebras, la biblioteca con rótulos, las paredes color salmón y por lo menos una silla de terciopelo rojo.
Cabe mencionar: el arte infantil enmarcado como obras clásicas o barrocas, los hobbies representados en la ambientación (trofeos, barra de ballet) y la superposición de alfombras.