De la película How to be Single.
Cuando Alice decidió mudarse a una gran ciudad, dio con el mejor monoambiente posible: metros bien aprovechados y las divisiones adecuadas, algunas físicas y otras imaginarias.
Si bien mucho de lo que vemos en el departamento de Alice parece heredado de un inquilino anterior o del propietario –el empapelado de flores del hall de entrada, los colores de la pintura, el revestimiento de la cocina y el mueble negro que bordea el living a la altura de las rodillas– lo más notable es lo que Alice logra hacer con esa materia prima, cómo se las ingenia para apropiarse de eso y convertir una mezcla loca en un estilo propio.
Las repisas de abajo de las ventanas están convertidas en sillones y abajo tienen espacio de guardado, donde Alice puso sus vinilos. En las ventanas hay estantes con macetas, una idea beneficiosa tanto para Alice como para sus plantas.
El desnivel entre el living-comedor-escritorio y la habitación genera un corte necesario, no solo en el uso de cada parte del ambiente, sino también en el color de las paredes. El uso de estampados coloridos le da cierta cohesión y armonía a una paleta que, de otro modo, sería demasiado: turquesa, azul, salmón, rojo y verde.
Codiciamos: esas ventanas gigantes –con estantes para macetas incluidos, por favor–, la heladera turquesa y el baúl azul eléctrico que hace de mesa ratona.
Cabe mencionar: casi todos los elementos decorativos –excluyendo el ‘chiquitaje’ que adorna algunas paredes y superficies– son de tela: el tapiz que está atrás de la cama, las cortinas del living y del dormitorio, el tapizado del respaldo del sillón, los almohadones, las cortinas que esconden el espacio bajo mesada, el acolchado y las sábanas, y el rectángulo de tela hindú que está clavado arriba de la mesa del comedor.
Yapa: el loft millonario de Robin, la amiga «pobre» de Alice.
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