Editorial / 6 febrero 2017

Aprender de las vacaciones

*Esta columna fue publicada primero en la Revista Ohlalá

Mucho de lo lindo de esta época puede quedarse para siempre en tu vida a través de tu casa. Sólo hay que observar y animarse.

Esperamos todo el año ese momento, y no solo para no ir a trabajar. De vacaciones conectamos con un modo de vida más simple. Nadamos, leemos más, caminamos durante horas, comemos rico, hacemos fuego, andamos descalzos y nos hipnotizamos con paisajes.

“El mejor recuerdo que podemos traer de unas vacaciones es el deseo de que la vida cotidiana esté más en consonancia con lo que nos hace disfrutar realmente”, dice Terence Conran en su libro Cómodo en casa.

Si lo mejor de estas vacaciones fueron las siestas en la hamaca paraguaya, ¿por qué no llevás ese placer al balcón de tu casa?

Rituales nuevos:
Todos los martes a las siete de la tarde, rabas con cerveza. Sábados de picnic y lectura en la terraza del edificio, trasnochadas de chinchón en el comedor, y, por qué no, audios de la naturaleza antes de dormir.

Sigo insistiendo: lo que se eleva es el despliegue y el disfrute en la casa. Con esto adentro, la belleza llega sola.

publicado en Editorial


por María Tórtora

María creó Casa Chaucha en 2009 y desde entonces conoció y fotografió más de 170 casas, dio charlas y dictó talleres, entre otros experimentos. En 2017 saldrá a la calle su libro "Revolución en la casa" (Ed. Monoblock).