Editorial / 4 junio 2015

Iguales

Casi desde que aprendí a hablar, aliento a cualquiera que se me cruce para que trate de mejorar su casa. Es la oportunidad de ordenarse, detectar fallas y activar para revertirlas. Se gana una casa más linda y, mejor aún, repercusiones mucho más allá de ella.

Todos tenemos un lugar al que llamamos mi casa. Entonces, ¿por qué encasillar el tema en el supuesto universo de lo femenino? Casa Chaucha nunca fue “para mujeres”: no es necesario serlo para querer que ese lugar te calce a medida.

Esa certeza trae consigo otra igual de clara: la casa y todo lo que envuelve es responsabilidad de los que la viven, sin distinción de género. Ninguna tarea doméstica es de la mujer, porque todos necesitamos que se lleven a cabo. El hombre no tiene que “colaborar”, tiene que cumplir con su parte. Conversar, llegar a acuerdos y respetarlos, basándonos en los deseos de las partes desde la igualdad, es tratar de ser mejores individuos, mejores parejas y mejores padres.

Como con todo, se empieza por casa.

publicado en Editorial


por María Tórtora

María creó Casa Chaucha en 2009 y desde entonces conoció y fotografió más de 170 casas, dio charlas y dictó talleres, entre otros experimentos. En 2017 saldrá a la calle su libro "Revolución en la casa" (Ed. Monoblock).