Una tarde de sol, Ana, Germán, Antonio, Ramón y Salvador paseaban en bicicleta por Tigre y se toparon con este caserón, venido a menos y en venta. Qué se pierde con preguntar… Firmaron, llenaron canastos, se mudaron, y en tres meses la casa estaba así, espectacular. Parece que los dos son máquinas de embellecer, y que en un fin de semana, si quieren, te arman una revolución.

Las composiciones, los muebles, las habitaciones en el altillo, la madera, el barro de la sudestada reciente, la biblioteca inclinada, los enlozados, las plantas, la acumulación y lo despojado. ¿Cómo es que nos fuimos de ahí?

Fotos: María Tórtora y Lucía Luna Crook