Josefina vive en una caja de vidrio, mínima y encantadora, sobre la terraza de un edificio de 1927. Modificó todo lo que pudo desde lo arquitectónico, porque las limitaciones eran muchas. A partir de ahí se adaptó a las circunstancias, y entonces el lugar se volvió perfecto.
Usó la cantidad justa de muebles, mezcla de usados y hechos por ella para la ocasión. Volteó bibliotecas y las colgó como no van. Puso cortinas largas y las anudó. Mimetizó la heladera con las alacenas y pintó paredes de negro.
Todos tenemos ítem que nos encontramos siempre en la calle. Sabemos de tornillos, muñequitos, diapositivas… El de Jose son los naipes. Se hizo cargo de la situación y les dio un lugar.
Fotos: María Tórtora