Marcela y Santiago viven en Coghlan. Su departamento, a simple vista, muestra un cálculo minucioso de espacios y colores. Pero a medida que se recorre, el medidor de espontaneidad sube como loco.
Ella es diseñadora industrial, fan de determinados muebles y objetos que va adquiriendo de a poco. Pero fan también de hacer proyectos caseros: Origami y pompones como decoración estable, pizarrón pintado, portero eléctrico tuneado, almohadones a base de remeras viejas, funda para el siempre non-onda lavarropas.
El conjunto de veintiún marquitos iguales es obra de ambos: Fueron comprando de a dos o tres y, cuando los tuvieron todos, armaron la composición de fotos en la compu, las imprimieron y los colgaron. Esa noche invitaron a comer a unos amigos y en medio de la tertulia tuc-tuc-tuc fueron cayéndose de a uno. ¡Cosas que pasan! Ahora encontraron una mejor forma y todo marcha bien.
Ella muestra, a través de su blog, la manera con que encara los planes para su casa (forma que compartimos por completo): ¡Hacer! ¡Probar! ¡Volver a hacer! Nadie tiene el método exacto, ni el color ideal, ni la receta justa para la casa perfecta… ¡Porque esa tampoco existe!
Fotos: María Tórtora