Texto: Vero Mariani
Si yo les cuento que pasé mi 1ero de mayo (sábado) a escasas 10 cuadras de mi laburo, en pleno microcentro y con una ruidosa marcha encargándose de musicalizar la soleada tarde, creerían que estoy loca. Loca sí, pero de la felicidad.
Sucede que, si pasas dos horas tomando el té en vajilla antigua y conociendo la historia de un divertido diseñador de indumentaria mientras Madonna revive en estéreo sus mejores conciertos y María de Casa Chaucha retrata su casa soñada, el plan vira de loco a simplemente ideal. Y disculpen la cursilería… entre rosas frescas, rayos de sol delineando una imponente composición de cuadros antiguos y tacitas con flores como las que tenía mi abuela, no puedo sentirme de otra forma.
Flavio, un orgulloso esteta, está a cargo del área creativa de Casa Chic, la nueva e inminente línea de decoración de Kosiuko. No sorprende entonces que su hogar, un departamento que acusa más de 110 años, sea una perfecta sinfonía de muebles antiguos, géneros sofisticados, arañas con caireles (¡inclusive en la cocina!), libros Taschen y piezas de colección. Reina el Toile de Jouy en cortinas, empapelados, fondos de bibliotecas y tapizados, lo que logra amalgamar el clima romántico a lo largo de todos los ambientes. Hasta el baño tiene onda, con mesitas de apoyo de estilo, una bañera de fundición (¡obvio!) y una sucesión de letras que exclaman DREAM. Si María Antonieta (con cabeza) se diera una vuelta por acá, estoy segura que se sentiría como en casa.
Pero lo más destacado no es la combinación coherente de barrio histórico, muebles arcaicos remozados y espacios de techos altos, sino el placer que le da a Flavio recorrer la ciudad en búsqueda de piezas con historia (¿no son acaso las mejores?), para compartirlas luego con sus amigos y familia. Lindo, antiguo y funcional: esa es la norma que deben cumplir los objetos para poder formar parte de su mundo, donde la fantasía juega de local y los problemas quedan puertas afuera.
Fotos: María Tórtora