El departamento de Nacho tiene unas proporciones poco comunes: desde la puerta de entrada hasta el living hay un pasillo larguísimo. Con poca imaginación, resultaría ser sólo un puñado de metros muertos. Pero a él le sobra imaginación: logró convertirlo en un estudio muy pintoresco, con una buena distribución, toques de marrón en las columnas, muebles blancos, y paneles y cuadros del mismo color de la pared. ¡No se nota la estrechez!
Concentrémonos en los paneles y cuadros: fibrofácil calado y pintado; otro fibrofácil pintado, con posavasos circulares en tonos naranja y marrones pegados; un vidrio en desuso con piedritas translúcidas pegadas también. Todo salió de su cabecita y ejecutaron sus manos. Para el que diga que no tiene qué poner en sus paredes van cinco amonestaciones.
A falta de espacio para mesa de luz en el dormitorio, consiguió el mini modular de dos cajones y forró la tapa con papel de regalo y fotos de la abuela. Y los artefactos de luz que vinieron con la casa pero puestos en el cielorraso, pasaron a la pared volviéndose veladores. En el resto de la casa, mucho fue comprado viejo ¡y hasta roto! y reparado por él mismo
Es momento de decir que Nacho es director de arte, lo que hace que corra con cierta ventaja. Se retiran las amonestaciones pero… ¡a animarse!
Fotos: María Tórtora